
El Glifosato, el plaguicida más usado en todo el mundo, continúa suscitando un intenso debate por sus consecuencias para la salud humana y su impacto ambiental
De los mil productos fitosanitarios que en el mundo se utilizan de manera más o menos frecuente, seguramente el glifosato no es el más nocivo, pero sin duda hoy día es el que más controversia y polémica suscita a nivel mundial. Y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que es el herbicida más utilizado en todo el planeta.
Monsanto patentó la molécula llamada Glifosato (N-(phosphonomethyl)glycine, C3H8NO5P, CAS 1071-83-6) en los años 70, y empezó a comercializarlo en 1974 en todo el mundo con el nombre de Roundup®. Esta patente expiró en el año 2000, y hoy día se pueden encontrar en el mercado muchos productos en cuyas formulaciones se incluye este principio activo. Su principal uso es como herbicida de amplio espectro para eliminación de hierbas y arbustos. Pero no es esta su única aplicación, ya que también se usa, por ejemplo, como madurante en caña de azúcar.
Este producto está ligado a una importante polémica en cuanto a sus consecuencias para la salud humana y su impacto ambiental. Pero, ¿cuánto glifosato se aplica realmente?. Según un estudio publicado en 2016 por la revista Environmental Sciences Europe, desde sus inicios, en América se han aplicado 1,8 millones de toneladas, y en todo el mundo 9,4 millones de toneladas. Para hacernos una idea, esto equivale al agua de 2.300 piscinas olímpicas.
Hasta los 90, la aplicación fue más o menos controlada, pero el lanzamiento de Monsanto de variedades transgénicas de soja y maíz resistentes al glifosato, hizo que su utilización creciera exponencialmente. Como ejemplo, en Estados Unidos en 1987 se aplicaron 5,5 millones de litros, y actualmente se aplican unos 150 millones al año. En países como Colombia o Perú también se ha utilizado masivamente para erradicar plantaciones de cannabis. Otro vector de aumento de su venta fue su utilización doméstica en jardines a partir de mediados de los noventa.
Permisos de uso
En Europa, la Comisión renovó el permiso de utilización en junio del año pasado por 18 meses, por lo que esta autorización estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2017. Es decir, hasta dentro de 4 meses. A partir de aquí, la comisión debe decidir si vuelve a prorrogar la autorización o no. De momento, en marzo de este año, la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) informó de que no encontraba evidencias científicas de que el glifosato sea cancerígeno o pueda causar problemas importantes para la salud humana. Esto contradice la opinión de la Organización Mundial de Salud (OMS), cuya agencia para la Investigación sobre el Cáncer califica a este producto como “probablemente cancerígeno”.
Otros estudios también han indicado que el glifosato puede tener repercusiones como disruptor endocrino, al interferir en el correcto funcionamiento de algunas hormonas. ¿Qué dice Monsanto?, pues desde hace años viene manteniendo que ”la seguridad del glifosato está respaldada por una de las más extensas bases de datos sobre salud humana, residuos de cultivos y medio ambiente jamás compiladas en un producto pesticida”, según dijo recientemente un portavoz de la compañía. Por cierto, que esta base de datos no es pública, por lo que no podemos corroborar esta afirmación.
En Estados Unidos, la EPA (Environmental Protection Agency) cataloga al glifosato como producto “ligeramente tóxico” para humanos y pájaros, y “prácticamente no tóxico para peces, invertebrados acuáticos y abejas”. Actualmente el glifosato está en proceso de reevaluación, junto con otros ingredientes activos. Esta catalogación se hizo solo estudiando los niveles posiblemente cancerígenos y no de alteraciones en el sistema endocrino.
No obstante esta catalogación de la EPA a nivel federal, el estado de California, basándose en una recomendación de California EPA, ha incluido el Glifosato en la Prop65 como producto cancerígeno. La Proposition 65 es una ley de agua potable y sustancias tóxicas (Safe Drinking Water and Toxic Enforcement Act of 1986) aprobada por los electores de California. La ley tiene la intención de asegurar que el agua suministrada no esté contaminada con algunas sustancias químicas reconocidas por el Estado de California como causantes de cáncer, malformaciones congénitas u otros daños reproductivos. Además, una compañía debe advertir a las personas si estarán expuestos a esas sustancias químicas durante las actividades de la compañía.
Límites permitidos
Como todos los plaguicidas regulados, el glifosato tiene establecido unos límites de residuos máximos (LMRs). En Estados Unidos estos límites van del 0,1 mg/kg en algunas semillas, a 0,2 mg/kg en la mayoría de las frutas (fresa, aguacate, manzanas, uva, etc.), hasta 20 y 30 mg/kg en algunos cereales. En la Unión Europea son similares, aunque algunas frutas como la uva de mesa tienen más tolerancia, hasta 0,5 mg/kg. Si tenemos en cuenta que gran número de pesticidas tienen como límite 0,01 mg/kg, podemos afirmar que el límite que las diferentes legislaciones establecen para el glifosato es bastante más alto que el de otros muchos ingredientes activos. Esto no tiene por qué significar que el límite de este herbicida es más permisivo que el de otros compuestos, ya que se supone que es el resultado de estudios de su impacto toxicológico y ecotoxicológico. Téngase en cuenta que hay plaguicidas con límites de hasta 20 y 30 partes por millón. En definitiva, que el efecto nocivo de un plaguicida va a depender de sus propiedades tóxicas y de la dosis en que lo apliquemos. Como decía al famoso alquimista y médico suizo, Paracelso, “todo es veneno y nada es veneno, la diferencia está en la dosis”.
Impacto ambiental
Más allá de cómo puede afectar el glifosato a la salud humana, está su impacto ambiental, fundamentalmente en suelo y agua. En suelos, la degradación de este compuesto va a depender del entorno, pudiendo ser biótica (microbial) o abiótica (fotodegradación o degradación química), y el periodo de degradación va a de 50 a 280 días, dependiendo de pH del suelo y de la temperatura. También se ha comprobado que en suelos con gran actividad microbiana y microfauna se degrada en pocos días. No obstante, el metabolito del glifosato (AMPA), puede tener una persistencia de hasta 950 días. La información sobre el movimiento y la persistencia del glifosato en suelos es muy variada.
De acuerdo con la EPA, el glifosato que llega al suelo es fuertemente adsorbido, incluso en suelos con bajos contenidos de arcillas y materia orgánica. Por ello, aunque es altamente soluble en agua, se considera que es inmóvil o casi inmóvil, permaneciendo en las capas superiores del suelo, con pocas probabilidades de percolación y bajo potencial de escorrentía.
En cuanto a su impacto en el agua, el glifosato puede llegar al ecosistema acuático por aspersión accidental, por deriva o por escorrentía superficial. Tiene una alta solubilidad en aguas (12 gramos/litro a 25ºC), pero su persistencia parece que es menor en este medio que en suelos. Todos los estudios realizados coinciden en que esta persistencia va de 12 a 60 días. No obstante, es bastante fácil encontrar fuentes de aguas con niveles superiores a los establecidos en las distintas legislaciones. Aquí también hay variaciones, ya que, por ejemplo, en USA el límite es de 0,7 partes por millón, mientras que en Canadá es de 0,28 y en España de 0,01. Como puede observarse, las diferencias son más que significativas.
Por último, cabe mencionar que se están llevando a cabo en todo el mundo numerosos estudios sobre su posible efecto en poblaciones de mariposas y de abejas. Igualmente, hay otras líneas de investigación activas como correlaciones con sensibilidad al gluten.
Resultados de laboratorio
AGQ Labs viene analizando la materia activa glifosato desde hace años, tanto en alimentos como en aguas de consumo. La técnica utilizada es Cromatografía Líquido-Masas-Masas (LC-MS-MS), sin duda la instrumentación analítica más avanzada de la que hoy se dispone para este tipo de análisis.
Realizado un estudio de los dos últimos años, los resultados son los siguientes: en alimentos, en Estados Unidos el 40% de las muestras analizadas dan positivo en Glifosato, pero sólo el 1,18% supera el límite que fija la legislación americana. En Europa, de las miles de muestras analizadas en nuestro laboratorio de España, el 15% dan positivo, y sólo el 1,87% supera los límites de la legislación europea.
Como vemos, aunque el porcentaje de positivos difiere de manera importante (muchos más en EE.UU.), el porcentaje de muestras que están por encima del límite legal es muy parecido. El producto donde más altas concentraciones de glifosato se han encontrado es la miel. En cuanto al agua, sólo el 7,7% de las muestras analizadas en España dan positivo.
En resumen, y más allá de la peligrosidad real del producto, que tendrá que seguir siendo objeto de estudios científicos rigurosos, podemos decir que, dado el bajo porcentaje de muestras con residuos de glifosato por encima de los límites establecidos, la conclusión que podemos sacar es que su aplicación en campo se lleva a cabo siguiendo las recomendaciones en cuanto a dosis a aplicar y que por regla general se respetan los plazos de seguridad.
Hay que aclarar que la mayor parte de las muestras de alimentos analizadas por AGQ Labs son frutas y verduras frescas. Sabemos positivamente que en muestras de cereales (trigo, maíz, soja, etc.) y caña de azúcar la presencia de glifosato es mucho mayor, dado el uso masivo que se hace en estos cultivos, sobre todo en su versión transgénica.